Lawrence Schimel escribe en español e inglés y ha publicado más de 100 libros en muchos géneros diferentes- incluyendo ficción, poesía, no- ficción y cómics - tanto para niños como para adultos. Su obra ha sido ampliamente reconocida y premiada. Egresado de la prestigiosa Universidad de Yale, es originario de la ciudad de Nueva York y vive en Madrid desde enero de 1999, donde trabaja como traductor español-inglés. Ha traducido a algunos de los mejores poetas y escritores contemporáneos como Luis Armenta Malpica, Jeannette L. Clariond, Vicente Molina Foix, Luis Aguilar, Luis Antonio de Villena, Care Santos, Jordi Doce, Anna Lidia Vega Serova, y Miguel Maldonado, entre muchos otros poetas, así como ficción de autores como Javier Malpica, Ricardo Chávez Castañeda, Daniel Krauze, Gerardo Piña y Alberto Chimal, entre otros. Para esta casa editorial tradujo Los ojos ya deshechos, de Luis Aguilar y Ebriedad de Dios de Luis Armenta Malpica. A continuación transcribimos la charla que sostuvimos con él en exclusiva para Libros Medio Siglo - Lawrence, ¿En qué momento descubres que eres escritor? Siempre he sido (y sigo siendo) un lector voraz. Desde joven, cuando se me acababan los libros que tenía a mano, empezaba a imaginar y escribir mis propias historias. - ¿Te inclinaste desde el principio por la poesía? Cuando empecé, como preadolescente, escribí principalmente historias de ciencia ficción y fantasía, los géneros que más leía en ese momento, aunque también algo de poesía y narrativa general. -¿Cómo fueron tus primeros pasos en el oficio? ¿Recibiste apoyo inmediato o no? En el instituto, todo el mundo tenía que participar en un deporte y yo me apunté al equipo de footing. Era el más lento de todo el equipo, creo, durante los 4 años, pero aunque siempre llegaba tarde, era capaz de terminar (no hacía sprint sino largas distancias). Eso me ayudó mucho a no aceptar el rechazo como obstáculo y cuando empecé presentando mis escritos a revistas y antologías, recibí muchos rechazos (y hoy en día, después de haber publicado más de 100 libros, me siguen rechazando libros o escritos, no es algo personal) pero yo seguía. Y la verdad es que, aunque el camino a la publicación puede llegar a ser muy lenta a veces, a menudo he conseguido llegar a ese final. Por eso no tiro nada, a veces pudiendo rescatar o reescribir cosas de hace 10 o 20 años. -¿Cómo ha ido evolucionando tu poesía a partir de tus primeros libros? Yo soy un bicho raro en el sentido de que escribo tanto en inglés (mi idioma materno) y en español (mi lengua madrastra) y tengo carreras paralelas pero distintas en ambas. Creo que en inglés, suelo escribir poemas solitarios, a menudo en formas tradicionales (villanuelas o sextinas, por ejemplo) pero no tengo una voz poética, en sí, cada poema es su propio mundo. Al contrario, en castellano, sí estoy desarrollando más una voz poética, por varias razones, entre ellas la peculiaridad de cómo me expreso en éste idioma, con una sintaxis sui generis a caballo entre las dos lenguas. -¿Quiénes han sido tus grandes influencias literarias? No puedo faltar de citar a Lorca, por quien hice un peregrinaje a Granada con 19 años, en búsqueda del duende; pasé ese verano estudiando baile flamenco y visité su casa natal en Fuente Vaqueros. Hay también una diferencia entre poetas a quienes admiro como lector y a quienes pretendo imitar como escritor. He leído (y sigo leyendo) mucho y creo que todo lo que leo me nutre (como persona y como escritor) incluso las cosas que no me gustan (así se cultiva el criterio). Y los poetas que traduzco, por encargo o por vocación, también influyen mucho en mi propia escritura. Para citar algunos nombres: Escribiendo en inglés, por su ingenio formal, Gregory Woods y Richard Howard; por su narrativa íntima, Ellen Bass y John Ash; por su lenguaje, Carl Phillips; por su magia, Nancy Willard. Algunas voces más jóvenes que sigo con mucho interés: C. Dale Young, Benjamin S. Grossberg, Julie R. Enszer. Escribiendo en español, admiro mucho a Jordi Doce (a quien he traducido al inglés bastante) y lamento que es tan generoso con su tiempo (como traductor, editor, prologuista, etc.) que apenas le queda tiempo para escribir su propia obra. Otros poetas españoles que me gustan mucho incluyen Aurora Luque, José Infante, y Karmelo C. Iribarren, todos de estilos muy diferentes. En cuanto a poetas latinoamericanos, gocé mucho traduciendo un libro de Elsa Cross (que espero saldrá en breve) y también (de estilo muy distinto) estoy disfrutando de trabajar en la traducción de un libro de Jorge Humberto Chávez. -¿Cómo y hace cuanto surge tu vocación por la traducción? Empecé traduciendo por accidente; un editor de cómic en Nueva York necesitaba alguien para traducir unas novelas gráficas españolas, y alguien nos presentó y comencé a trabajar con ellos. Años más tarde, cuando ya vivía en Madrid (soy originalmente de Nueva York pero llevo más de 16 años en España) y había empezado a escribir y publicar directamente en español, a veces editores que conocí empezaron a pedirme si podría traducir algo, en géneros afines a aquellos en los que escribo. -¿Piensas que los traductores de poesía deben ser poetas? Creo que los poetas debemos ser traductores. Es una de las lecturas más íntimas posibles, creo, lo de intentar plasmar un texto (poético) de un idioma a otro. También, creo que el hecho de aprender otros idiomas y a través de esas lenguas adquirir otras maneras de concebir el mundo, es algo muy enriquecedor, a nivel personal y también literario. -Para este proyecto tradujiste dos textos, Los ojos ya deshechos y Ebriedad de Dios. ¿Qué desafíos implicaron ambos textos? Luis Aguilar es un poeta muy experimental, en su forma y su lenguaje, así que el reto es como recrear eso en inglés para reproducir la misma experiencia de lectura. El poemario de Armenta Malpica, al contrario, es básicamente un solo poema largo, donde el reto era menos cómo captar esa voz sino de no perder su ingenio lingüístico al verter el poemario de un idioma a otro. Lamentablemente, hubo un caso donde tuve que recurrir a una nota de pie, cuando habla de como "el nombre de Díos nunca debe decirse/en forma inversa/para no descrear lo que por Él fue creado" y luego muestra como Adán se convierte en Nada. Es tan perfecto en español, pero no se puede conservar ni recrear en inglés, lamentablemente. - Volvamos ahora a tu escritura. Obviamente dominas el inglés (tu lengua nativa) y el español. ¿Escribes en ambas? De ser así, ¿Cómo decides qué escribir en qué idioma? Escribo de manera distinta en ambos idiomas. Por ejemplo, mi poesía en español es menos formal y a menudo más íntima, que no es de extrañar, por dos razones: uno es que el español permite matizar más en sujetos poéticos (tu, usted, vosotros, ustedes) , mientras el inglés utiliza la misma palabra (you) para toda esa riqueza y precisión en español. También es cierto que la mayoría de mi vida adulta y sentimental se ha desarrollado en español, y es lógico que sea la manera en que vuelvo a expresar esas experiencias. -Tu poesía tiene un tono conversacional muy agradable, además de que tienes una poesía muy rica en significados. ¿Cómo definirías tu poesía? Mi poesía en español tiende a ser muy intimista pero intento siempre invitar al lector a acompañarme, para descubrir algo a través de mi experiencia, para compartir algo (una sensación, una epifanía, etc.) con el lector. Aunque puede tener ese tono conversacional, soy muy visual cuando escribo, mi poesía es más para la página que para la escena (sin llegar a ser tan experimental como, por ejemplo, Luis Aguilar): dónde rompo el verso, etc. En general, tiendo más a una poesía narrativa que lírica o mística, pero tendiendo hacia un lenguaje o unos saltos de sentido o metáforas que la narrativa no me permite. (Y reconozco una tendencia a intentar abrir el poema hacia fuera en los últimos versos, es un gesto que ya reconozco a menudo en mi obra.) -Tú has sido traducido a muchos idiomas. ¿Cómo sientes tu poesía en esos otros idiomas? Me siento halagado y afortunado que mi obra ha podido tener tanta resonancia para otros poetas, traductores, editores, etc. que han hecho posible que llegue a lectores en otros idiomas y países. Tuve la experiencia curiosa de ser traducido al inglés, que es mi idioma materno: mi álbum ilustrado ¡Vamos a ver a papá!, publicado por la editorial venezolana Ekaré, fue traducido al inglés por Elisa Amado y publicado por Groundwood. Aunque ya me habían traducido del inglés al español bastante, la experiencia de ser traducido al inglés me ayudó a ver cómo deben de sentir los autores que traduzco yo; entendí que era su versión de mi libro y acepté sus decisiones, incluso cuando hubiera hecho yo decisiones distintas. (Por ejemplo, yo hubiera traducido el título como WE'RE GOING TO SEE PAPÁ! en vez de LET'S GO SEE PAPÁ, que es como fue publicado.) -A veces, en tu obra, tocas la temática gay. ¿Cómo es la recepción de este tipo de poesía comparando España con Estados Unidos? Creo que la recepción en el mundo hispanoparlante (no solo en España sino en Latino América también) ha sido mucho más como poeta, y el hecho de que la temática toca a veces experiencias homosexuales es secundario, mientras en Estados Unidos creo que estos libros son más parte de la cultura gay y es secundario el hecho de que se expresa en poesía. Hay excepciones, claro, pero sin duda mi poemario en español DESAYUNO EN LA CAMA tuvo una recepción más cálida por lectores y poetas heterosexuales que mi poemario en inglés DELETED NAMES (Nombres borrados), los dos enfocados en la temática gay. (Creo que mi primer poemario en inglés, FAIRY TALES FOR WRITERS (Cuentos de hadas para escritores), sí tuvo una repercusión más amplia en EE.UU. y también ha vendido más ejemplares y hasta el día de hoy sigue vendiendo más que DELETED NAMES cada año. Pero igual eso se debe a que la minoría de "escritores" es mucho más grande que la minoría de "homosexuales" o personas interesadas en su literatura...) - Lawrence, también eres editor ¿querrías hablarnos de tu labor en este campo? Yo llevo una pequeña editorial de poesía en inglés titulada A Midsummer Night's Press. Es un juego de palabras con el título de la obra de Shakespeare, El sueño de una noche de verano, aunque sustituyendo Editorial por Sueño, porque editar sí es un sueño, especialmente editar poesía. Tenemos tres colecciones principales, muchas de ellas dedicados a voces que es más "dificil" que encuentren un hueco en el panorama habitual en inglés: Body Language (El lenguage del cuerpo) es un sello dedicado a voces LGBT, dónde nuestro próximo libro es del mexicano-americano Rigoberto González; Fabula Rasa publica poesía mítica o inspirada por los cuentos de hadas, arquetipos muy poderosos en nuestro imaginario colectivo y los cuales creo que es importante re-interpretar y re-escribir con actitudes y morales contemporáneas; y Periscope (Periscopio) es un sello dedicado a la poesía en traducción al inglés de autoras de distintos países (los primeros tres son poetas de Estonia, Eslovenia, y España). - ¿Cómo divide su tiempo un hombre tan polifacético? ¿Cómo combinas la escritura, con la traducción y la edición? Yo soy muy vago, y como también estoy tan disperso, tocando tantos palos, necesito las fechas límites. A consecuencia, cualquier encargo (para traducciones, por ejemplo) pueden causar que mis propios proyectos de escritura se desplacen, porque necesito esa motivación del deadline para forzarme a enfocarme y sentarme delante del teclado y trabajar. Es cierto que muchos de los editores con quienes trabajaba cuando empecé escribiendo ya no están trabajando como editores, y eso lo noto. El interés de un editor es muy importante, para mí, porque la escritura es una manera de expresión o más bien diálogo, para mí, y sin tener receptor, no me motivo a escribir. Así que hago lista constantemente, de cosas que tengo que hacer y cosas que me gustaría hacer (para no perderles de vista) y voy tachando lo que consigo hacer y traspasando a la siguiente lista lo que queda pendiente... - ¿Qué les aconsejas a los escritores jóvenes que van empezando? Ante todo, leer. Leer mucho y leer de todo. Leer cosas de otros géneros literarios (y también de autores de otros géneros distintos al tuyo). Incluso lo que no te gusta reforzará lo que sí te gusta, como escritor y como lector. Segundo, no te autocensures. No sólo al momento de escribir, si temes si puedes poner eso en palabras, pero también cómo va a reaccionar la gente (los editores, tu familia, etc.) si dices algo, si va provocar rechazo de tu obra, etc. Creo que la literatura llega a ser más universal cuando es más fiel a la experiencia propia que cuando intenta no ofender a nadie y escribir para una masa genérica y neutra. También, hay que presentar tu obra al mundo. Puedes empezar mostrando tus escritos a amigos y familia, pero es mejor hacerlo con gente con menos vínculo personal, para que puedan decirte honestamente cuando tienes que mejorar algo, y no lo sientes como un rechazo o traición personal. Por eso, los talleres o clases son buenos para eso, y no sólo por el escritor/profesor que lo imparte sino también por encontrar entre los otros participantes gente afín que puede seguir siendo parte de tu círculo literario finalizando el curso. También, hay que mandar tus poemas a revistas o editoriales, incluso si los rechazan, hay que insistir. Un rechazo no es personal, hay muchos factores por qué eligen o no editar una obra. Y por último, siempre puedes hacerlo tú mismo. La tecnología ha cambiado mucho como se edita un libro, y han bajado muchísimos los costes de editar un libro. Creo que en muchos países Latinoamericanos hay mucha dependencia de editoriales estatales o subsidios estatales para publicarse, muy distinto de los muchos colectivos autogestionados que surgen en otros países y que hacen que las comunidades literarias florezcan y creen oportunidades. Todo eso crea una oferta literaria más enriquecida y más enriquecedora para todos nosotros, los lectores.
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October 2021
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