A continuación les presentamos una entrevista con el poeta mexicano Luis Aguilar, de quien recientemente esta casa editorial publicó Eyes Already Ruined (Los Ojos Ya Deshechos). La poesía de Luis Aguilar es una de las más sólidas y experimentales de la poesía contemporánea mexicana. Ganador de muchos premios importantes, el poeta se acerca a sus lectores en esta charla franca y reflexiva. Fotografías de Jacobo Parra Luis, ¿En qué momento descubres que eres escritor? Escribo desde los catorce años, pero no creo que aquello sea definitorio en términos escriturales. Mis textos de entonces no tenían intencionalidad en su escritura. Era más bien un desahogo catártico de la adolescencia por casi cualquier cosa; llevaba diarios, legajos que por cierto conservo y de los que aún hoy se acuerda, por ejemplo, mi hermana menor, Sugey, sobre cómo los protegía, los ordenaba, los releía; pequeñas cosas. Eso sí, siempre muy honestas sobre mi discurrir en el mundo, mi forma de ver la vida; sobre todo respecto al incipiente descubrimiento de sentirte raro; de descubrir que algo no se procesaba en mi yo interno de la manera en que otros lo procesaban. Y no hablo de la sexualidad, que está presente en toda mi obra como una especie de compromiso moral respecto de quién soy y en qué creo; sino de la percepción general del mundo: el significado de una pelea de perros que me hacía huir de mis amigos; las tardes en que nadie entendía por qué pasaba horas sin nadar en el canalón donde aprendí a hacerlo porque prefería ver con detenimiento el fluir de la corriente; las noches en que no podía dormir y mi madre se molestaba porque, a las tres de la mañana, estaba yo sembrado en el patio viendo el movimiento de los cedros. ¿Te inclinaste desde el principio por la poesía? Si. He escrito siempre poesía o lo he intentado. Disfruto muchísimo el ensayo y ocasionalmente he escrito algunas cosas al respecto, sobre todo en temas que me tocan o que particularmente me interesan, pero son más bien textos de profunda opinión sobre algo, más que los textos de quienes presumen erudición a partir del pensamiento de otros. Y ahora que lo digo: ¿Pero que no es eso precisamente un ensayo? ¿Cómo fueron tus primeros pasos en el oficio? ¿Recibiste apoyo inmediato o no? El apoyo que necesitaba no lo recibí: el rechazo. Mis primeros textos tenían la honestidad de un poeta que sabe que tiene cosas por decir pero no había trabajado lo suficiente con el lenguaje, y debo reconocerlo. Así fue. Eso no implica que me arrepienta de mis primeras publicaciones, no voy a hacer como hacen los arrepentidos, como diría Sabines. Desde mis primeros textos sé que ahí había poesía, para eso no necesité ni necesito ahora aval alguno. Uno sabe qué está diciendo si eso nace de la fuente de honestidad y belleza con que la poesía dota a los poetas. Sin embargo, reconozco también que en mi segundo libro, por ejemplo (Tartaria) había ya un sentido más literario y lingüístico; de mayor profunidad el tejido de las palabras, mejor resueltas imágenes y metáforas. Un trabajo que le agradezco a Luis Armenta Malpica, uno de los mejores poetas de su generación a quien admiro como escritor. Ahora, vale decir que uno nunca está contento con lo que hace. Supongo que, como dice Norbert Elías, es el “sentido de la vida”, la forma de crecer. Recuerdo por ejemplo que, precisamente en la presentación de ese libro, a Jeannette Clariond le parecieron maravillosos algunos hallazgos; mientras Reynol Pérez, un crítico literario y traductor, me señalaba que encontró a un Luis Aguilar mejor formado, pero que había sacrificado algo de la transparencia de su primer libro. En fin. Que ni el poeta ni los lectores estamos nunca contentos. ¿Cómo ha ido evolucionando tu poesía a partir de tus primeros libros? Creo que ha ido perfeccionando el abordaje, ha ampliado sus horizontes y crecido en términos de la lengua; pero en esencia mis libros no se mueven porque pertenecen a un gran y único libro: las cosas que necesito decir. En ese sentido, uno va teniendo descubrimientos que enriquecen las formas, la intensidad y hasta la intencionalidad con las cuáles decir lo que debe decirse; pero se trata en mi caso de un descubrimiento proveniente de la reflexión y el análisis, de la mirada puesta siempre en la otredad pero siempre fiel al yo interno, que es la clave de la poesía; yo no creo, como hacen algunos militantes de la poesía externa, que el yo sea un sujeto que pueda o deba ocultarse. Al final de cuentas el poema lo construye esa mirada del yo vivo, latente, pensante; lo que digas de la oruga o la mariposa, del mal o del bien, de la sangre o el aire, no es propio de tales elementos: es intrínseco a la percepción del yo, incluso tratándose de sus características. En literatura no hay más pronombre: lo demás son imposturas, miedo, vergüenza. El deseo no arde por sí mismo, lo enciende el poeta; el agua no se desborda, la saca el poeta de su cauce. Ya lo decía Octavio Paz y seguramente muchos otros: no digas agua, haz llover en el poema. El verbo, la acción de lo observado es una prerrogativa del poeta. Y esa prerrogativa se gana con trabajo, con empeño y con mucha observación, con mucha sensibilidad sobre y frente a lo observado. No creo, como los poetas de hace siglos y como pretenden algunos aún hoy, que el poeta se yergue por sobre las demás criaturas humanas. Somos los tipos más ordinarios y aburridos que conozco. Llevar la contabilidad de una empresa quizá sea más emocionante. Vivir con este continuo desazón por lo que ves es una cosa de locos, es verdad, pero no es nada extraordinario. Detesto a quienes plantean al poeta como alguien que tiene acceso a revelaciones o cosas por el estilo. Somos, a lo mucho, un grupo de personas que, en su locura, se procuraron más o menos una formación, que tienen la capacidad de observar más a profundiad o que sienten de una manera particular, sí, pero nada que otros no puedan sentir. Es probable que otros que lo sientan no sepan cómo expresarlo, pero nada más; el poeta no es producto de nada extraordinario. Ahí es donde interviene la formación. ¿Quiénes han sido tus grandes influencias literarias? Es curioso. Debo decir —sin ánimo crítico o de confrontación— que al menos en los dos siglos anteriores y acaso hasta la primera mitad del XX, había más poesía en la narrativa que toda la poesía que actualmente podemos encontrar en los libros de poesía. Lo comento porque, curiosamente, he sido un poeta influenciado mayormente por la narrativa. Entre mis tutores emocionales está, sin duda, Jean Genet. Milagro de la rosa o Querella de Brest son libros narrativos llenos de poesía, un acercamiento que me marcó en relación con la belleza de la que es capaz la violencia, el daño, la sangre, el mal ser que es el ser humano y su pasión por la caída, por tocar fondo. De ahí a la poesía, me interesaron y marcaron mucho los esquemas escriturales —bastante narrativos— del Conde de Lautreamont (el poeta uruguayo Alfredo Fressia alguna vez escribió la relación precisamente de Los ojos ya deshechos con Los cantos de Maldoror); desde luego la poesía de León Felipe, Luis Cernuda y Antonio Gamoneada, en España (aunque me gusta por igual Luis García Montero); y en América hispana siempre me impresionaron gratamente Oliverio Girondo, Vicente Huidobro o Nicanor Parra; Manuel Bandeira, Haroldo de Campos, Décio Pignatari, Cecilia Meireles, en Brasil, a quienes sumo en la historia reciente de la poesía brasileña la brutalidad de Roberto Piva. ¿Cómo y hace cuánto surge Los ojos ya deshechos? Ya no soy tan bueno con la memoria. Me parece que nació en 2001. Para ese entonces la mayor parte de mi vida la había pasado ya en Monterrey y en una visita que hice a mi familia, en Tamaulipas, estacioné mi camioneta en el bordo del canal Anzaldúas, donde aprendí a nadar. Y comenzó el libro como empieza la poesía: sintiendo que algo se había ido para siempre. Los ojos ya deshechos es un texto que cautiva, es intenso, sobresalen las imágenes elaboradas y la experimentación. ¿En qué se distingue este libro de otros poemarios tuyos? Es un libro que nace con la premisa de la angustia por lo perdido, lo no recuperado, la fugacidad con que un día las cosas se convierten en recuerdos y los recuerdos, ya sabemos, nunca son lo que ocurrió: la memoria es una perra selectiva que esconde y burla la memoria. En ese sentido me avoqué a recuperar —desde el punto de vista cargado de amargura que con frecuencia tiene un niño que ya no se encuentra en donde estuvo, en lo que ha sido— ciertos aconteceres que, en muchos sentidos, habían establecido mi vida como iba ser, como es hoy y como he querido llevarla. Y qué mejor que hacerlo desde esos documentos que nos encajonan, que nos marcan como a bestias, y que pretenden establecer quiénes somos, cuando sabemos que lo que somos es esencia pura y lo esencial no puede estar atado a, nombrado por desconocidos. Pues bien, en el canal desbocado que quise contruir en el libro se inicia desde la infancia porque ahí se esconden muchas de mis inclinaciones hacia la poesía. Desde esa trayecto a nado limpio revisé cosas que no siempre son gratas de revisar pero que, precisamente al escribirlas, dejan de doler tanto. En la estructura jugué a un ritmo narrativo desencadenado, persistente, imparable, porque trato de que el lector sienta esa misma desesperación del sujeto poético. ¿Por qué elegiste ese título? Precisamente por lo que decía de la memoria: lo que hemos visto lo recordamos como lo queremos recordar después de un tiempo; yo quise arriesgarme a potencializar la capacidad de la memoria antes de que se fugara —y ahora sé que se va a ir definitivamente en algún momento. Los ojos son la entrada a esa memoria que tenía yo almacenada por ahí. Luego, tras la revisión, la mirada no podía quedar de otra manera sino deshecha. Es poéticamente literal. En ese sentido, reconozco que Eyes already ruined no es una lectura para sensatos. Es un libro muy amargo. Tu poesía tiene mucha experimentación tipográfica, como los vanguardistas. ¿Cómo surge o por qué? La estructura del libro lo demandaba. El vertiginoso tono de la lectura necesitaba en algún momento espacios de aire, tanto en el tono como en la página, y por ello recurrí a algunas de las enseñanzas de los vanguardistas; además de que, en sí mismo, el acomodo en la página de ciertos versos dan hasta un tercer o cuarto discurso a algunos de los poemas. ¿Tiene este libro un lugar especial en tu trayectoria? Lo tiene. No por nada es un libro que se ha publicado, luego de en México, en Brasil, traducido al portugués; en Canadá y ahora en Estados Unidos, traducido al inglés; y hay interés ahora de una editorial danesa para traducirlo en Dinamarca. Curiosamente no es un libro que haya obtenido premio, como algunos otros de mis libros, salvo una mención de honor en el Carmen Alardín, en 2004, que por cierto ganó una poeta que me gusta mucho y ahora colega en esta editorial, Sara Uribe. Tú has sido traducido a muchos idiomas. ¿Cómo sientes tu poesía en los otros idiomas? Bueno, ha sido traducida al alemán, árabe, rumano, catalán, portugués, inglés y francés, si no recuerdo mal. De todos sólo logro entender completamente el inglés y el portugués, y me gusta lo que he leído. Creo que parte de esa construcción radica en la habilidad de los traductores para empaparse de lo dicho por el poeta, y en ese sentido mis traductores a esos idiomas, Paulo Ferraz, Fabio Aristimunho y Lawrence Schimel han hecho un gran trabajo. Supongo que los otros también, pero son idiomas que no domino. ¿Has quedado contento con la traducción que hizo Lawrence Schimel de Los ojos ya deshechos? Sí, me parece que además de que escribe, Lawrence identificó con precisión la mayoría de las imágenes y los concpetos vertidos en mis textos; y eso es parte del buen trabajo de una editorial: la editorial, sus directivos, deben ser grandes lectores, saber a qué traductor le viene cuál libro y por qué. En este caso la elección fue acertada, porque como traductores y como escritores, Lawrence y yo, me parece, compartimos muchas cosas. Bueno, tan buen trabajo hizo que un texto de este libro, que apareció antes en Ground glass, fue seleccionado dentro de una antología de la mejor poesía experimental publicada en Estados Unidos durante 2013. Aparte de escritor eres traductor. ¿Se llegan a nutrir ambos oficios o los ves como actividades separadas? No se separan, y mucho menos en poesía. Traducir narrativa seguramente es otra cosa, pero en poesía hay una sensibilidad necesaria en ambas ocupaciones. El traducor es en buena medida poeta —metafórica pero a veces literalmente—. De otra forma difícilmente podría traducir la voz poética de otra persona a su lengua. He visto traducciones de poesía, por ejemplo, hechas por traductores peritos, incluso, y te digo que son difíciles y, en algunos casos, lamentables. También has escrito narrativa. ¿Te sientes más poeta o narrador? La poesía siempre ha sido el ámbito donde naufrago más cómodamente. La narrativa ha sido un accidente divertido que comenzó por una declaración a medios de un entrenador español de futbol que aseguraba que en el futbol no había homosexuales, en relación con una supuesta foto de Zlatan Ibrahimovic y Gerard Pique, el hoy esposo de Shaquira. Una foto en que parecían estar besándose. A partir de ahí nació un cuento, luego otro y al final tenía un libro entero, Lateral izquierdo, que a la postre ganara en 2010 el Premio Nuevo León de Literatura. Me divertí. Y me pagaron por ello, ¿no es genial? ¿Cómo ves el panorama de la poesía en México? Nutrida, pero no tan sana como quisiera. Tal vez demasiado nutrida para tratarse de poesía. ¿Qué les aconsejas a los escritores jóvenes que van empezando? Que no hagan caso de los consejos. Lo que quieren decir es lo importante. Al menos para ellos, y eso es sufciente. No soy de los que piensan en los lectores ni en la recepción de lo que escribo, por lo tanto no volteo hacia allá. Los escritores —jóvenes o no— tienen un solo compromiso: ser honestos en el acto de desnudarse, que será siempre ese su gran espectáculo.
11 Comments
Melisa Flores
4/25/2015 02:11:23 pm
Me pareció muy interesante esta entrevista a Luis Aguilar. Sobretodo que el apesar de no tener un buen comiendo jamas se arrepintió de sus primeras publicaciones, como muchos otros lo hacen. Al contrario con el apoyo de un poeta de su generación publico su segundo libro y no se rindió. Me pareció al igual muy impresionante la cantidad de traducciones que tuvo el libro "Los ojos ya deshechos". Por ultimo su consejo para los jóvenes escritores me gusto mucho; el que los guíe a ser honestos y decir lo que piensan es muy importante.
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Derek Esparza
4/26/2015 02:22:22 pm
El poeta es muy noble y humilde al reconocer que su trabajo a mejorado con el tiempo. Me parece muy sincero en sus respuestas. Lo que mas me llama la atención es que desde niño el observaba la naturaleza, y creo que eso fue lo que le hizo nacer el amor por la poesía. Me intriga saber que su libro a sido traducido en muchos lenguajes, tal vez llegara a ser un poeta del cual estudiantes en muchos anos tendrán cursos en donde estudiaran su poesía. Me gusta que el poeta también escribe narrativas y que la considera una diversión.
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Stephanie Servin
4/27/2015 10:23:43 am
Fue bueno que Luis Aguilar no se rindiera al ser rechazado. Él siguió adelante con sus sueños. La mayoría de las personas siempre son rechazadas en su primer intento. Aguilar nos da un buen ejemplo de ello, si uno lucha por lo que quiere y somos buenos en lo que hacemos hay que seguir adelante, porque uno no sabe cuándo llegará la perfecta oportunidad que nos lance al éxito. Luis Aguilar tiene mucha razón al decir, “lo que hemos visto lo recordamos como lo queremos recordar después de un tiempo; yo quise arriesgarme a potencializar la capacidad de la memoria antes de que se fugara” porque es cierto podemos recordar el mejor momento de nuestras vidas pero con el tiempo se nos va borrando detalle tras detalle, es mejor dejarlo en escrito para siempre recordarlo a la perfección. Me parce interesante que Lawrence Schimel lo haya traducido.
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rosemary ramirez 4304
4/28/2015 03:05:55 pm
Después de leer ''EL POEMA LO CONSTRUYE ESA MIRADA DEL YO VIVO, LATENTE, PENSANTE': LUIS AGUILAR. ENCUENTRO LUIS AGULIAR MUY INSPSIRING A TODOS LOS ESCRITORES ALLÍ. A PARTIR DE UNA EDAD MUY JOVEN SUPO LO QUE QUERÍA HACER. Y TUVO CRÍTICAS MUY BIEN DE LOS DEMÁS PARA AYUDAR A MEJORAR SU ESCRITURA EN TERMINAR. COMO en su artículo que //WRITES sobre su primera REJCTION 'no se recibió el apoyo que necesitaban: rechazo. Mis primeros textos tuvieron la honestidad de un poeta que sabe que tiene cosas que decir, pero no había trabajado lo suficiente con el idioma, y tengo que admitirlo. Y así fue. Eso no significa que me arrepiento de mis primeras publicaciones, no voy a hacer como hacen los arrepentidos, dijo Sabines. '. COMO UN COMANDANTE MISMO INGLÉS I PUDIENDO TOMAR BUENA CRÍTICA Y APRENDER ES LO QUE HACE 'NOSOTROS ESCRITORES' MEJOR. ESTE ES UN ARTÍCULO MUY BUENO PARA ESCUCHAR Y APRENDER.
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Paloma Trevino 4304
5/1/2015 11:50:44 am
Debo comenzar diciendo que Luis Aguilar es uno de los poetas más honestos que he leído hasta el momento, no solo en su poesía sino también en su forma de expresarse en esta entrevista. Me encanto su forma de contestar a cada una de las preguntas, sin rodeos y directo al punto, me da la impresión de que no busca ser uno de esos poetas que gustan de usar palabras rebuscadas todo el tiempo para sonar un tanto más elegantes o cultos. Aguilar mismo nos explica que lo que él quiere es ser honesto y expresar simplemente lo que él cree que es cierto, no le interesa ser catalogado como uno de los máximos exponentes de la poesía, a él le gusta lo simple y eso la verdad me llamo mucho la atención. Tal vez esto se deba a que yo soy así, de pronto existen poetas que al escribir utilizan demasiadas técnicas o recursos que le impiden al lector experimentar el sentimiento más puro y básico a la hora de leer un libro, el simplemente disfrutarlo. Más allá de ser considerada buena o mala poesía, lo primordial que debe tener todo escrito es llamar a los sentidos de cada lector, para así engancharlo y que el habito de la lectura se convierta en algo placentero y no en un análisis literario cada vez que se abre un libro.
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Janeth Balderas
5/4/2015 03:26:59 pm
Se me hace interesante como Luis Aguilar se empieza a dar como escritor. Es interesante ver como de solo traer un diario y escribir de lo que pasa en su adolescencia empieza a escribir. Se me hizo importante ver como Aguilar habla sobre el rechazo que tuvo al principio de su carrera. También es importante ver como no se apena de como su trabajo era en ese entonces. Nos describe como ha podido evolucionar su trabajo y como en el tiempo ha visto lo que lo ayuda y lo que sabe hacer bien.
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Ilma
5/8/2015 02:31:27 pm
Luis Aguilar ha recibido muchos premios por su trabajo como poeta. El como poeta comenzando fue rechazado como muchos otros que quieren ser poetas. Luis como poeta ha ampliado sus horizontes para crecer y aprender expandir su lengua. Su libro Los ojos ya deshechos nació por los sentimientos que uno como escritor está sintiendo. A veces los consejos como Luis dijo que no le hagamos casos es que a veces los desanímanos. Pero si seguimos adelante todo es posible no mas es trabajar duro.
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laritza lopez
4/20/2016 08:06:36 am
Admiro a Luis Aguilar por comenzar a los 14 anos a escribir poesia. ahora sus libros an sido traslado en muchos diferente lenguajes . Luis comenta que sus libros an sido bien traducido por Lawrence Schimel. Luis admite que parte de ser un buen traductor el editor es bien importante. En mi opinion yo creo lo mismo que Luis el es un poeta muy honesto cuando dice que su libro no a ganado premios.
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Mayra Montelongo 4337-90L
5/6/2016 04:37:08 pm
Qué bonito ver como Luis Aguilar empezó su carrera a una temprana edad. Esto puede animar a muchos jóvenes a querer escribir. No solo eso el hecho que los anime a ser honestos y a decir lo que piensan ya que eso pienso es importante. También, me gustó lo que dice en la entrevista de que a él le gusta escribir de la percepción general del mundo. Como vemos las cosas nos puede llevar a superarnos o a hundirnos. El tomo todo positivamente y pudo lograr que uno de sus libros se tradujera a muchos idiomas. El no darse por vencido a pesar de que al principio como él dice no escribía grandes cosas es muy importante y nos da a todos una gran lección para nunca darnos por vencidos.
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Marcela Maldonado 4337-90L
5/6/2016 05:05:23 pm
En la entrevista, destaca la perseverancia del poeta mexicano Luis Aguilar. Él hace énfasis de cómo fue rechazado, pero eso no lo detuvo para seguir esforzándose hasta lograr sus objetivos. A lo largo de su trayectoria, ha logrado obtener numerosos premios. Su escritura ha sido mayormente influenciada por la narrativa y ha sido traducida a varios idiomas. Su poesía es reconocida como una de las más solidas y experimentales de la poesía contemporánea mexicana.
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Karime Flores
5/6/2016 07:55:46 pm
El poeta Luis Aguilar confiesa que él siempre ha escrito poesía. Esto es impresionante porque personalmente la poesía se me hace un poco difícil de entender en la primera leída. Entonces, no pienso poder escribirlo. Pero todos somos diferentes, y se pudiera le preguntaría al escritor Aguilar más sobre su proceso de escribir. ¿Cuántas veces tuvo que reescribir su trabajo? El también menciono sobre el rechazo y que no se arrepintió. ¿Hubo alguien que fue su inspiración para seguir adelante? Esto me interesa porque es común oír de los triunfos de los poetas. Yo pienso que sería igual de interesante saber de sus fracasos y como perseveraron. Me gustaría mucho saber más de eso.
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